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Aventura en La Molineta

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Si de asombrosas expediciones estás ávido, tú valiente pirata, esta propuesta que te ofrezco colmará todos tus deseos aventureros. Aquí verás bosques asombrosos, descubrimientos sorprendentes, encuentros con bravos piratas y lugares donde otear el horizonte. Todo eso y mucho más lo vas a encontrar si sigues la pista de este mapa.

arbol La Molineta Almería

La Molineta

Rumbo al paraíso perdido
Hubo un tiempo en que lo que se conoce como La Molineta (para el pirata despistado, el espacio natural que se extiende en la zona más al norte de la Rambla, frente al cortijo Fisher) fue una zona de regadío donde una amplia red hidrológica formada por un sin fin de aljibes, pozos y balsas que se articulaban en torno a lo que se conocía como el Canal de San Indalecio y, junto a estos, restos de antiguas explotaciones industriales mineras y canteras, caminos, veredas… y cuevas. Una descomunal fue la que ofreció un decorado natural a la película Conan que, ay, cayó pasto de las excavadoras y la ignorancia de algún concejal.… Ahora, La Molineta espera, en ruinas, a que pueda ser el pulmón verde que tanto necesita una ciudad como Almería. Pero si te gusta la aventura, estas son algunas de las propuestas que no puedes perderte.

Camino al bosque
Para entrar en La Molineta, lo puedes hacer desde la rambla a la altura del cortijo abandonado de los Góngora. Un camino entre acequias te lleva hacia una mancha de bosque que destaca por su verdor al abrigo de la montaña de roca caliza que la protege. Podrás ver rarezas como un algarrobo reventado por un rayo pero milagrosamente vivo además de restos de conducciones de agua.
El terreno se hace abrupto al llegar cerca de los gigantescos pinos carrascos que te salen al paso y puedes tomar dos caminos donde no es raro que te salga al paso un viejo bucanero rodeado de perrillos que, con su acento extranjero, te aconseje qué camino tomar. El de la derecha, subiendo, te lleva hasta el Cordel de la Campita, una antigua vía pecuaria reconvertida en pasillo verde de poca más de un kilómetro de longitud que regala unas vistas impagables de la ciudad, y el de la izquierda, (más suave en pendiente y sin las exigencias que supone el que va a la Campita) que te lleva a la enigmática balsa de los cien escalones
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Hacia la pirámide
Como a este pirata no le gusta estar a salto de mata escoge el de la izquierda que le lleva al lado de terrazas a adentrarse en un espacio con pinos gigantescos y que se bifurca a su izquierda pasando debajo de un acueducto. Si vas por allí, te llevará hacia una loma donde otear unas vista de Almería de esas que quitan el hipo: desde Cabo de Gata a la Alcazaba. Observado esto, vuelve sobre tus pasos y sigue subiendo hacia una gigantesca pirámide truncada.¿Vestigio de desconocidas civilizaciones extraterrestres? Pues va a ser que no: es la balsa que recogía el agua para poder convertir en terreno fértil todo este espacio que hemos andado. Por curiosidad, sube a su cima para averiguar el porque lo de los cien escalones y descubre el secreto: hace referencia a los escalones de piedra que conducían al fondo de la descomunal balsa. Una auténtico abismo que deberemos tomar muchas precauciones para no vernos estrellados.

A la vuelta irás andando en una agradable bajada hasta donde partiste y en el camino podrás dar cuenta del potencial que encierra este maravillosos espacio natural que pide a gritos su aprovechamiento para la ciudad. Un espacio de 75 hectáreas donde encontrarás diversos tipo de flora desde el monumental pino carrasco a higueras, almendros así como matorral como hinojo, cañaveras, rascamoños, jaramago, artos, azufaifos, albardinales y palmitos. De fauna, ademas de algún que otro troglodita , habitan el lagarto ocelado , lagartijas, camaleones así como aves esteparias y rapaces como halcón peregrino, ratoneros y cernícalos. Ah, y la más importante y mascota de La Molineta, el caracol chapa!

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Sobre el autor

Es el oteador de este galeón pirata. Catalejo en mano, nada más llegar a puerto, se adentra en terreno desconocido para descubrirnos enclaves espectaculares cuya existencia es ignorada, incluso, por los propios lugareños. Tiene el don de retratar en forma de dibujos aquello que ven sus ojos y que otros ni imaginan. Ahora bien, le pierden las fiestas populares y si coinciden con alguna de sus expediciones, su regreso puede durar días.