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Casa Paquita, el éxito de un servicio ágil y cercano

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El secreto para que la barra de Casa Paquita esté siempre llena los fines de semana y las noches de entre semana es el servicio. Así lo cree Joaquín Ortega, su propietario. Lo cierto es que el servicio en este restaurante bar de la Avenida Montserrat es ágil, profesional y cercano. Un número de camareros mayor que la competencia que amplifica la rapidez del servicio y la rotación de clientes. Una barra pequeña que favorece la conversación y el contacto, además del trato personalizado.

Posiblemente sea una de las barras con clientela más fiel, casi parroquia. Es un lugar con muchos incondicionales, pero esa agilidad en el servicio tiene un precio a pagar: Sus tapas están preparadas con antelación, lo que no gusta a un determinado perfil de consumidor. Para Ortega es una cuestión menor porque “como comemos con los ojos, tener las tapas a la vista es algo que valora mucha gente”. Se inspira en un modelo que le gusta y funciona: los pintxos del norte de España.

Entre sus tapas más exitosas están la hamburguesita, el atún marinado, el gallopedro, el huevo escalfado, el kebab de pato, tabulé de verduras o el perrito wan tun. Los fines de semana suelen tener tapas del día, y la carta cambia con cierta frecuencia. Por otra parte la carta de tapas gourmet y la del restaurante cambian completamente cada seis meses

Casa Paquita abrió sus puertas en 2011 con la idea de “hacer algo diferente a lo que había en la mayoría de bares de Almería, aportando creatividad sin que los números se nos fueran de las manos”, señala Joaquín Ortega. Varios años después sigue en la cresta de la ola. Su aforo es de unas 100 personas entre comedor, barra y terraza.

Buena opción si te alojas en el Hotel NH o dispones de tiempo antes de subirte a un tren o autobús en la cercana estación intermodal.

Casa Paquita
Avenida de Montserrat 36
Almería
Teléfono 950 25 76 19
Cierra domingos y lunes noche

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Sobre el autor

Es encargado de dirigir las cocinas de este galeón. De toda la tripulación, es el pirata con el sentido del gusto y del olfato más desarrollado. No hay barco pirata que surque los mares del norte y del sur que tenga mejores menús que los nuestros. Los regentes de las tabernas y mesones que frecuentamos, lo conocen tan bien como él a ellos, por eso, no pisamos un bar sin su consentimiento. Y después de tantas millas de navegación, sus descubrimientos gastronómicos aún siguen sorprendiendo nuestro paladar.