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Nueve gazpachos muy locos

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Sin duda alguna el gazpacho es uno de los platos españoles más internacionales que existen. Nace como una propuesta ingeniosa de los campesinos andaluces para enfrentar el agotador calor del verano. Su receta más conocida apenas tiene unos pocos siglos y tiene que ver con la fusión y la globalización. Sin el descubrimiento de América jamás habría incorporado tomate o pimiento a su fórmula. Las versiones anteriores también merecen un recuerdo.

Nueve gazpachos muy locos

Gazpacho

En Almería son conocidos los gazpachuelos que se hacían a base de agua, pepino, aceite de oliva, vinagre y sal. El gazpacho fiñanero utilizaba los melocotones estivales y su producción de almendras para elaborar el suyo. Otros pueblos tienen variantes igual de sencillas.

Todas las recetas de gazpacho andaluz, en sus versiones más clásicas y en las infinitas variaciones modernas, suelen tener como punto en común las cantidad de vitaminas, su efecto reconstituyente y refrescante y que siempre se sirven frías.

Como en Weeky Almería somos muy gazpacheros, te presentamos esta selección de gazpachos tan locos como interesantes y refrescantes. Sirvan de inspiración a los cocinillas aficionados y a los cocineros profesionales:

Jazpacho de Alberto Chicote

Es uno de mis gazpachos locos favoritos porque mezcla con sencillez dos de mis bebidas favoritas: el gazpacho y el vino de Jerez. Perfecto para una noche de verano. El propio Alberto Chicote te explica, con ayuda de Pilar Rubio, cómo hacer su Jazpacho:

Bloody Mary de Gazpacho

Otra asociación de ideas sencilla, alcohólica y que deja buen resultado. El Bloody Mary es un cóctel clásico a base de vodka y zumo de tomate. La fusión era tan obvia que mucho se tardó en inventar. En este caso lo prefiero al mediodía, para abrir apetito antes de comer. No tiene secretos. Suficiente con sustituir el zumo de tomate por gazpacho en la receta de este cóctel de resaca.

Macho Gazpacho

Vamos a seguir por esta estela alcohólica, pero en esta ocasión la carga de bebida la lleva la cocinera, no el gazpacho. La autora del vídeo blog es la princesita que todas las madres quieren para sus hijos: eructa, se emborracha mientras trabaja, y maneja cuchillos de grandes dimensiones durante el proceso. Aunque lo peor es que le echa salsa de tomate (la de la pasta) al gazpacho (Te lo juro). Lo llama Macho Gazpacho porque mientras prepara la receta opina sobre la educación de los chicos y los roles de género entre los jóvenes de Norte América. O eso me ha parecido entender (está en inglés).

El gazpacho de los guiris

Y claro, si los españoles nos permitimos el lujo de hacer una salsa carbonara con nata, era justo que los guiris de medio mundo hicieran de la receta de gazpacho tradicional un sopa difícil de comprender. Si uno bucea un poco en internet se encuentra gazpachos que incorporan ingredientes como ketchup, salsa de pescado, concentrados de tomate, caldo de verduras o de pollo, guindillas y otros picantes, entre otras ocurrencias. Uno de los que ha ayudado a internacionalizar la receta es el mediático cocinero Jamie Oliver, al que hay que agradecerle no distorsionarla demasiado. Esta es su versión:

Jugar con los ingredientes o la presentación

Los he visto con mango, melón, manzana, fresas, sandía, remolacha, cerezas y hasta berenjenas de Almagro. Coronados con queso de cabra, anchoas, sardinas, hierbas aromáticas, gambas… El límite lo pone la imaginación, pero básicamente consiste en reducir una parte (o la totalidad) del tomate de la receta original y sustituirlo por alguna otra fruta u hortaliza. Hay versiones muy interesantes, pero absténganse de probarlas los talibanes del gazpacho. También se puede optar por presentaciones originales, jugando con las decoraciones, las guarniciones, con el recipiente de servicio o por una presentación 100% comestible como por ejemplo el gazpacho servido en chupitos de pepino de la foto de cabecera (de StoneWallKitchen).

El Flashpatxo de A Fuego Negro

A Fuego Negro es uno de los sitios que me gusta visitar cuando paso por San Sebastián. El nivel de imaginación de sus tapas es formidable. Muestra de ello es la ocurrencia de elaborar un gazpacho y servirlo helado como un polo flash. Todo un pellizco a los recuerdos de niñez. No sé si actualmente lo tendrán en carta, pero así lo preparaban:

Helado cremoso de gazpacho

En una época en la que se hace helado casi de cualquier sabor no podía faltar uno de gazpacho en esta selección. Así lo hace el maestro heladero italiano Primiano Ricci:

Gazpacho Moreliano

Los mexicanos no solo se enfrentan al calor con picante, también tienen su propia versión de gazpacho. Es originario de Morelia, capital de la región de Michoacán, donde es todo un reclamo turístico. La receta consiste básicamente en fruta troceada en dados, queso y algo de picante. La jícama (nabo mexicano), la piña, el mango, la naranja y el limón son algunas de las frutas que pueden encontrarse en el gazpacho moreliano más tradicional. Sandía, pepino, cebolla y algunas frutas de temporada pueden incorporarse a la receta. En este vídeo puedes conocer su historia y cómo se prepara:

El gazpacho de La Ogra

El gazpacho llega a ser fuente de inspiración para los artistas. El escritor y doctor Gregorio Marañón escribió su Oda al gazpacho y La Ogra tiene un homenaje musical que puede conseguir internacionalizar de una vez por todas la receta original o justo lo contrario. Mira el hit veraniego, si eres valiente:

Ya sea preparándolo en casa o comprando gazpacho almeriense envasado, lo vas a necesitar para superar el trance del vídeo de La Ogra. Recuerda: “Typical Spanish y cuesta muy poco money”.

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Sobre el autor

Es encargado de dirigir las cocinas de este galeón. De toda la tripulación, es el pirata con el sentido del gusto y del olfato más desarrollado. No hay barco pirata que surque los mares del norte y del sur que tenga mejores menús que los nuestros. Los regentes de las tabernas y mesones que frecuentamos, lo conocen tan bien como él a ellos, por eso, no pisamos un bar sin su consentimiento. Y después de tantas millas de navegación, sus descubrimientos gastronómicos aún siguen sorprendiendo nuestro paladar.