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Agua Amarga, la playa tranquila

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Agua Amarga, la playa tranquila de Cabo de Gata.

A ver, un sitio agradable donde pasar el día en Cabo de Gata y que puedan disfrutar los niños sin temor a descalabrarse. Y por pedir, que se coma decentemente y que uno pueda tener la sensación de que descansamos. Vale, pues está claro que esta pidiendo ir a Aguamarga donde las Casas Reales europeas ya le han cogido el gusto de esta recoleta pedanía nijareñas que ofrece los servicios de una playa de alto nivel.

Agua Amarga, la playa tranquila

Aguamarga

Condiciones idales para abordar
A saber: marco incomparable, acceso a adaptado, zona de juegos, playa limpia y zonas de restauración dignas. Basta ir allí, donde en menos de una hora de la capital y podremos disfrutar de un pueblo que resiste con sus encantos. La playa se nos ofrece casi sin avisar, con las casitas tocando la arena y con las barcas de sus pescadores a su izquierda. Allí, podremos subir por lo que fue el plano inclinado que transportaba materiales al ferrocarril de Lucainena y, a la vez que vemos sus restos, podremos admirar una panorámica de las calas que nos llevan a divisar hasta la punta de Las Negras.

Agua Amarga, la playa tranquila

Agua Amarga

Las calas de los contrabandistas
Todavía con la boca abierta de asombro, podemos bajar de nuevo y recorrer su playa hasta la otra punta, límite con las vecinas calas de Enmedio y del Plomo, dos auténticas joyas de Cabo de Gata, y que los más experimentados en el noble deporte del senderismo, pueden acceder por el antiguo camino de pescadores y contrabandistas. Si nos hemos cansado, nada mejor que reponer fuerzas en la misma playa de Agua Amarga, tomando un arroz a banda en Los Tarahis, abierto todo el año, al lado de una rambla donde caravanas y visitantes nos indican su localización.

Agua Amarga, la playa tranquila

Cala de Plomo

Localización: Agua Amarga

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Sobre el autor

Es el oteador de este galeón pirata. Catalejo en mano, nada más llegar a puerto, se adentra en terreno desconocido para descubrirnos enclaves espectaculares cuya existencia es ignorada, incluso, por los propios lugareños. Tiene el don de retratar en forma de dibujos aquello que ven sus ojos y que otros ni imaginan. Ahora bien, le pierden las fiestas populares y si coinciden con alguna de sus expediciones, su regreso puede durar días.