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Castro de Filabres: molinos, sorpresas y cal

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Los pueblos de la ladera sur de los Filabres tienden sus casas en las alturas y se asemejan desde lejos, como fantásticas islas aéreas. Casas encaladas con tejados de pizarras, que ofrecen todo el mejor encanto rural que atesoran, para el viajero que tenga la suerte de descubrirlos. Como los weekyviajeros que quieran descubrir nuevos lugares, nada mejor que acercarse a uno de estos pueblos, pequeñito y sin embargo lleno de sorpresas. ¿Su nombre?

Castro Filabres

Castro Filabres

Tres sorpresas, tres, si vas a Castro de Filabres:

1. Sendero de las Cristaleras
Desde el área recreativa podemos tomar el Sendero del cristal donde nos toparemos desde cortijadas, molinos y hasta los restos de un castillejo para dar rienda a nuestra imaginación. Un ascenso que nos toparemos con sorpresas como el barranco del Royo, con su pequeño bosque de galería. Doce kilómetros que nos llevará a divisar las vistas panorámicas del campo de Tabernas.

2. Las pizarras no son solo para el colegio
Para conocer mejor las curiosas edificaciones de pizarra que disponen los pueblos de la ladera sur de los Filabres, un centro de interpretación nos lleva a descubrir todos los secretos de una edificación milenaria. Después de verlo, podemos callejear entre la intrincadas callejuelas para ver como estas casas siguen desafiando al tiempo. Si queremos una noche rural, podemos parar y descansar en la cenenaria La Casa de la Abuela.

3. A la caza del molino
Si hacemos el sendero de las Cristaleras veremos antiguos molinos harineros en una zona donde la escasez de agua les obligaba a ser cuidadosos con ella. Un ejemplo a enseñar a todos. El aprovechamiento del agua podemos verlo también en su lavadero, a la entrada de la villa, donde el agua sobrante iba a una balsa de riego.

Localización: Castro Filabres

La Casa de la Abuela
Calle Morales, 17
Castro de Filabres
950 30 06 88

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Sobre el autor

Es el oteador de este galeón pirata. Catalejo en mano, nada más llegar a puerto, se adentra en terreno desconocido para descubrirnos enclaves espectaculares cuya existencia es ignorada, incluso, por los propios lugareños. Tiene el don de retratar en forma de dibujos aquello que ven sus ojos y que otros ni imaginan. Ahora bien, le pierden las fiestas populares y si coinciden con alguna de sus expediciones, su regreso puede durar días.