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Chirivel, una de romanos

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Almería tiene multitud de caras como si de un inmenso poliedro se tratara. Que sí, que no exagero. Si no, pasaos por la estampa cerealista, ahora verde, en pueblos como Chirivel, en nuestro extremo occidental de Los Vélez. Una weeky excursión para los piratas más romanos.

Chirivel, Almería

Chirivel, Almería

Aquí pasaron los romanos
Chirivel siempre fue un cruce de caminos desde tiempos romanos. Dejaron su huella en la Rambla que parece estar abrazada por su arbolado y que cuenta con vestigios de hace cinco mil años, donde los romanos la hicieron villa próspera pues estaba muy cerca de la Vía Augusta, en el paraje del Villar. La estatua del Chirivelo (hoy en el Museo de Almería) es su gran joya y una reproducción, nos da una idea de su belleza.

Estatua en Chirivel, Almería

La sabina milenaria
Para ir, podemos tomar la pista forestal que sale justo debajo del puente de la autovía la salida de Chirivel en dirección a la sierra de María y tras recorrer poco más de seis kilómetros un camino a la derecha nos lleva este monumento único en Almería, que se calcula que puede alcanzar los mil años de antigüedad.

Sabina albar, arbol

Museo del esparto

En la pedanía de El Contador podremos aprender cómo nuestros antepasados lograban dar uso de la fibra del esparto en una interesante exposición. Desde cuerdas aperos para la caballería pasando por las tradicionales esparteñas para calzado el uso ha ido a la par que nuestra historia. Para ir, hay que solicitar cita previa en 950 413 365 / 950 413 001

Parada y fonda
Para los más golosos, hay que parar en Repostería de Chirivel y probar sus panes de aceite, monas y su crujiente pan caldeado con mimo en su horno.
En la Casona de Don Bruno podemos pasar una noche en una auténtica casa de labranza del siglo XIX con todas las comodidades del siglo XXI. Está situado en la misma pedanía de El Contador, cerquita del puerto de montaña del mismo nombre y dispone de capacidad hasta 24 plazas, en diferentes suites y habitaciones.

Localización: Chirivel

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Sobre el autor

Es el oteador de este galeón pirata. Catalejo en mano, nada más llegar a puerto, se adentra en terreno desconocido para descubrirnos enclaves espectaculares cuya existencia es ignorada, incluso, por los propios lugareños. Tiene el don de retratar en forma de dibujos aquello que ven sus ojos y que otros ni imaginan. Ahora bien, le pierden las fiestas populares y si coinciden con alguna de sus expediciones, su regreso puede durar días.