El protagonista de la ruta pirata de hoy es uno de esos pueblos discretos que sin embargo nos dejan gratamente impresionados. La autovía A-92 les quitó a Nacimiento el tránsito de antaño como vía de acceso a la meseta de Guadix pero le da un aire de belleza rural especial. Estas son las cinco razones para visitarlo:
El agua mágica
Su fuente de los Ocho Caños nos muestra el regalo que las últimas estribaciones de Sierra Nevada dejan en el pueblo y que fue punto de encuentro de diferentes culturas que pasaron por este lugar. El sonido del agua es mágico y es un contrapunto a las vistas que ofrece del desierto que aparece como contraste al igual que su remozado lavadero al que surte, con sus vistas al barranco del Moro.
Peñón de Joraique
Nacimiento tiene sus refugios de pinares que son como una frontera ante las impresionantes vistas de las tierras baldías del desierto de Tabernas que tiene a sus pies. Un contraste que lograremos subiendo a una de las rutas: la del peñón de Joraique y que es tradicional andarlo para dejar la imagen de San Miguel en sus fiestas patronales de agosto. Una senda de ocho kilómetros que tiene como premio una de las vistas panorámicas más llamativas de toda la zona.
Callejear
Casas de paredes blancas, con la sorpresa de las macetas coloreando el lienzo de las mismas, en calles que nos recuerdan un pasado morisco, llenas de vericuetos y esquinas. Ir por la calle Real es empezar una pequeña aventura que nos lleva a deambular y así nos encontraremos con su curiosa iglesia parroquial, con su base de cruz latina, y que podremos terminar en el mirador del barranco del Moro.
Bajando El Río
El río Nacimiento forma una cicatriz verde en su recorrido lleno de meandros hasta confluir con el Andarax. Seguirlo es ver contraste de ecosistemas y en el camino, observaremos las antiguas cortijadas de la uva, con grandes porches abiertos por arcos frontales de medio punto y que poseen en su interior grandes cuevas, para el almacenamiento de los barriles de madera que contenían las uvas.
Gilma, camino de los mineros
Una senda que parte desde el mismo puente que cruza la rambla del río nos lleva a la pedanía de Gilma, que tuvo su fervor minero a finales del s.XIX y que le llevó a disponer de cables teleféricos para llevar el mineral a la hoy desaparecida estación de Nacimiento. Son diez kilómetros que nos llevará a recorrer una senda que es historia del pueblo, con ruinas de cortijadas como las de rambla Encira y Las Piletas, con las ruinas de la mina de la Fuentecilla.
Parada y fonda
En la carrera que une con la autovía está la Venta del Pino, ideal para reponer fuerzas con sus guisos de choto y cordero lechal, criados de manera ecológica, así como sus afamadas tapas.
Localización: Nacimiento
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