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Abordando San Sebastián

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Si hay fiestas curiosas, la de los roscos voladores que siembran el paso de la procesión de San Sebastián de Lubrín es de las que destaca por sí sola. Pero no solo el panes es el protagonista de este santo tan famoso en enero sino también los moros y cristianos o los fuegos. Esta es la propuesta pirata para no perderse San Sebastián. Muerde el cuchillo ..y al abordaje!.

¿Ovnis? No, roscos voladores
Lubrín es un auténtico hervidero la mañana del 20 de enero cuando su santo patrón sube la cuesta donde, desde los balcones, una lluvia de roscos parecen acertar entre sus brazos atados. Un homenaje a la fertilidad dicen unos, a agradecer favores cumplidos dicen otros pero, lo que está claro, que es una fiesta original y multitudinaria, caiga el día que caiga. Al final, es costumbre comer las roscas con anchoas y atún y degustar los vinos en la plaza. ¡Ah, y llevarse un rosco de recuerdo!

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Moros y cristianos, luchas y relaciones
Los ‘sansebastianes’ de Almería son de los más variopinto y una prueba de ello es si nos acercamos a Gérgal este fin de semana donde la veremos convertida en una villa medieval con feroces soldados de la media luna y de la cruz redentora caminando por su calles y entablando luchas y relaciones para intentar apoderarse de la imagen del santo. Para dar más ambiente, un mercadillo medieval pondrá sus puestos en la plaza. A destacar las relaciones, con sus textos en verso y la fiesta general que inunda esta recoleta villa de Nacimento, con su castillo que parece de cuento.

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A fuego limpio
Fiñana, nuestro pueblo más fronterizo si vamos a Granada por la A-92, es un volcán en erupción cada 20 de enero.¿Un fenómeno geológico? Pues no, es el fervor que los fiñaneros le demuestran a su patrón y que, al paso de la procesión nocturna por las casas del pueblo, miles de cohetes le saludan en su honor, mientras es tradición pararse y tomar la típica zaramandoña, una ensalada de pimientos, ajos, calabaza, cebolla, aceitunas y ajo con aliñado con aceite virgen de la zona. Para que pase, nada mejor que los mostos y vinos que ofrecen los vecinos y que podremos catar si nos pasamos el sábado al mediodía, en el concurso de mostos.

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Sobre el autor

Es el oteador de este galeón pirata. Catalejo en mano, nada más llegar a puerto, se adentra en terreno desconocido para descubrirnos enclaves espectaculares cuya existencia es ignorada, incluso, por los propios lugareños. Tiene el don de retratar en forma de dibujos aquello que ven sus ojos y que otros ni imaginan. Ahora bien, le pierden las fiestas populares y si coinciden con alguna de sus expediciones, su regreso puede durar días.