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La gamba roja de Almería a golpe de clic

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La promesa de la tienda online Del Barco a la Mesa es llevar a tu casa el pescado más fresco capturado en las costas de Almería. Antonio Moya, responsable del negocio, es rotundo: “Nuestro pescado en calidad y precio no se puede comparar con ninguno”, ya que una vez llega a la lonja desde los caladeros de Mar de Alborán y litoral de Almería capital “se sirve en 6 o 12 horas como máximo” dependiendo del lugar de destino.

Del Barco a la Mesa surgió en junio de 2011 como una nueva línea de negocio de la Organización de Productores Pesqueros de Almería. Tras tres años de trabajo el producto estrella es con diferencia la gamba roja de Almería, que en los meses de verano se captura en los caladeros de Alborán y en invierno en los situados más cerca del litoral. También son muy populares en la tienda la gamba blanca y la cigala.

Aunque vender pescado fresco a través de internet no es fácil ya que mucha gente prefiere visitar la pescadería y ver el género antes de comprarlo, la confianza en este tipo de venta va creciendo. Son muchos los puertos españoles que venden sus productos estrella por esta vía. Galicia es un buen ejemplo en iniciativas de venta online de ostras y marisco. Según explica Moya, la trazabilidad y la calidad del pescado que sirven son los dos factores clave para ganarse la confianza del consumidor.

El 70% de sus clientes son restaurantes y el 30% particulares, aunque este segundo grupo de compradores se va incrementando muy poco a poco. De sus ventas, la mitad se quedan en la capital almeriense y el otro 50% viaja por toda España.

Más información en la web de Del Barco a La Mesa.

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Sobre el autor

Es encargado de dirigir las cocinas de este galeón. De toda la tripulación, es el pirata con el sentido del gusto y del olfato más desarrollado. No hay barco pirata que surque los mares del norte y del sur que tenga mejores menús que los nuestros. Los regentes de las tabernas y mesones que frecuentamos, lo conocen tan bien como él a ellos, por eso, no pisamos un bar sin su consentimiento. Y después de tantas millas de navegación, sus descubrimientos gastronómicos aún siguen sorprendiendo nuestro paladar.