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El templo de la fiesta en la Alpujarra almeriense

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La Alpujarra siempre se ha asociado al mundo rural, a la calma del campo frente a la ciudad, a la tradición frente a la modernidad, a la ausencia de fragores juveniles… hasta hace un par de años. ¿Qué ocurrió entonces para que la cosa cambiara? Pasó que Seven Sins abrió sus puertas en la localidad de Laujar de Andarax cual soplo de aire fresco en la escena de la fiesta almeriense

La mayor discoteca de la alpujarra almeriense y una de las mayores de toda la provincia tiene nombre tentador (la traducción de Seven Sins es “siete pecados” en referencia a los pecados capitales) y una fama entre las poblaciones aledañas más que justificada. Por eso, cada fin de semana, los que tienen la suerte de echar un rato en este local terminan 7sins  2con ganas de repetir. Por eso y por la música, siempre tan variable como marchosa, que te invita a bailar hasta bien entrada la noche. Además, la programación cultural de Seven Sins tiene poco o nada que envidiarle a la que podemos encontrar en las grandes salas de fiestas de la capital almeriense. En ese sentido, no hay un solo mes en el que este establecimiento de Laujar de Andarax organice, como mínimo, un gran concierto para sus clientes. Clásicos como Los Chichos, Medina Azahara o los Teddy Boys, o grupos de nueva generación como Slap o Miguel Sáez dan fe de esa variedad musical.

Con artistas de ese nivel, es perfectamente comprensible que Seven Sins se haya convertido, en estos dos años, en todo un referente del ocio nocturno y la cultura en la provincia almeriense sin que el hecho de ubicarse en plena Alpujarra (Laujar no llega a los 2.000 habitantes) le haya supuesto un hándicap. En Seven Sins, hallarás una sala de fiestas de gran tamaño con dos salas bien diferenciadas, una cubierta y otra al aire libre, con las que se juega dependiendo de la época del año (verano o invierno).

Abierto de viernes a domingo, tardes y noches.

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Sobre el autor

No hay cantina de ningún puerto donde este pirata no haya fondeado. Gran experto en la navegación nocturna, tiene una visión prodigiosa para avistar garitos en los que poder echar unos buenos tragos de ron. Su instinto innato para la fiesta nos lleva a los lugares más insólitos. Disfruta tanto de la noche como del día y cuando los primeros rayos de sol entran por los camarotes, este pirata se pone sus mejores galas para pasear por museos, librerías, exposiciones y salas de arte.