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Alboloduy, una agradable sorpresa

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A poco más de media hora de la capital, la localidad de Alboloduy reúne todas las condiciones para un desembarco pirata inolvidable. Doy las siguientes pistas para los buenos navegantes ávidos de emociones:

Arquitectura de cuento
Alboloduy tiene el encanto de ofrecerse al completo al acercarnos por la carretera que antes unía Almería con Guadix. Unas casas arracimadas en ladera que ya sea por la mañana, la tarde o la noche, nos enamorarán.

Ermita de las Ánimas Alboloduy

Ermita de las Ánimas Alboloduy

El cañón del Colorado almeriense
Los relieves de yesos que rodean como una corona el pueblo es lugar para andar y hacer volar la imaginación. Si queremos irnos a una especie de cañón del colorado en miniatura, podemos iniciar el sendero del Salto del Caballo para ir a una formidable rambla erosionada por milenarios ríos.

Marmitas de gigantes
Si tomamos la rambla de Alcozáyar, donde la mancha verde de carrizos nos señala, podemos la balsa Salobre, donde veremos una balsa natural de piedra alimentada por un sorprendente manantial cuyo volumen indica la pluviosidad del año.

Balsa Salobre Alboloduy

Balsa Salobre Alboloduy

Caldos de altura
Podemos visitar la Bodega de Alboloduy, cuyos viñedos están situados en la zona de Campillo, Montenegro, Enix y Canjáyar, donde las plantaciones se miman con esmero para ofrecer las variedades con las que elaboran una amplia gama de vinos. Una de sus cepas, se encuentra en pleno Parque Natural de Sierra Nevada, a una altura realmente prodigiosa.

Parada y fonda
Seguro que el hambre se nos habrá despertado y nada mejor que probar unos gurullos o una carne a la Tía María del restaurante Luis Peña, a la entrada del pueblo y al lado de la bodega.

Localización: Alboloduy

Bodega de Alboloduy
c/ Rastro, nº8
Alboloduy (Almería)
labodega@labodegadealboloduy.com
950 644 922 – 659 332 869

Luis Peña
Paraje Alcozáyar, s/n
950644903

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Sobre el autor

Es el oteador de este galeón pirata. Catalejo en mano, nada más llegar a puerto, se adentra en terreno desconocido para descubrirnos enclaves espectaculares cuya existencia es ignorada, incluso, por los propios lugareños. Tiene el don de retratar en forma de dibujos aquello que ven sus ojos y que otros ni imaginan. Ahora bien, le pierden las fiestas populares y si coinciden con alguna de sus expediciones, su regreso puede durar días.