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Cervecería Alcázar, sencillez sin estridencias

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Tres tapas me hacen volver con frecuencia a la cervecería Alcázar: mero a la vinagreta, bonito encebollao y boquerones en adobo. Si estoy cerca y veo sitio a través de su amplia cristalera no me resisto.

El Alcázar es un clásico de Almería capital donde es difícil fallar a pesar de la extensa carta de tapas de la que presumen a diario. Sencillez sin estridencias. Las tapas de pescado, cualquiera de las de plancha y varias de las tapas de cocina son garantía de éxito. Algunas de las que acepto con gusto son las gambas plancha, las huevas aliñadas (o fritas) o la marraná de pota.

Aunque no soy de pedir tapas de carne en este bar, sus clientes también las celebran. Sus mejores tapas no son grandes, pero si las acompañas de quintos de cerveza te dará para varias rondas. Si vas en grupo anímate con alguna ración de pescado para compartir.

No suele sorprender el Alcázar con demasiadas novedades. Su fórmula les funciona y los saben. Pero en mi última visita tenían una tapa que no había visto hasta ahora: “Aguja con cariño”. Básicamente se trata de la aguja plancha que han servido toda la vida pero dentro de un bollo de pan con un poco de tomate. Yo no soy de aguja en los bares, pero tu verás.

Del Alcázar también me gusta que sus camareros tienen los roces hechos y no se bloquean y siguen funcionando con eficiencia cuando el bar está lleno. Lo que menos me gusta del Alcázar es que la cerveza de barril es Cruzcampo, que parece que solo está buena en Sevilla. Los vinos tampoco sorprenderán al aficionado. Por eso suelo optar por los quintos de cerveza. Entran rápido y los sirven bien fríos.

El Alcázar es de esos bares que se llena desde primera hora hasta cierre los fines de semana, pero entre semana suele ser bastante más accesible. Dispone de unas siete u ocho mesas y una serpenteante y amplia barra, además de una pequeña terraza en la calle peatonal de su lateral (Bajando las escaleras).

alcazar mero vinagreta

Cervecería Alcázar
C/ Ricardos, 7
950 23 89 95
 
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Sobre el autor

Es encargado de dirigir las cocinas de este galeón. De toda la tripulación, es el pirata con el sentido del gusto y del olfato más desarrollado. No hay barco pirata que surque los mares del norte y del sur que tenga mejores menús que los nuestros. Los regentes de las tabernas y mesones que frecuentamos, lo conocen tan bien como él a ellos, por eso, no pisamos un bar sin su consentimiento. Y después de tantas millas de navegación, sus descubrimientos gastronómicos aún siguen sorprendiendo nuestro paladar.