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Demodé, vintage y psicodelia en las Cuatro Calles

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El Demodé es un pub ubicado en una zona, las Cuatro Calles de Almería, que se presta animar las noches más piratas cuando centenares de jóvenes toman los garitos de las calles Real, Séneca, Eduardo Pérez, Masnou… Precisamente, en la calle Masnou (frente al 5mentarios) se erige este local alternativo, con toques undeground, que ha conseguido, en los cinco años que lleva abierto, que no seamos pocos los que nos quedemos sin poder entrar en sus dominios debido a la gran cantidad de gente que lo da todo en él; la expresión “no cabe un alfiler” cobra aquí su máxima justificación, y la de “ambientazo“, ídem.

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Claro que esto no ocurre todos los días; los miércoles y jueves, más tranquilos (a pesar de la oferta de cervezas a 1 euro), y también algunos fines de semana que, por las razones que sean, están más flojos en cuanto a clientes, puedes disfrutar de un ambiente más tranquilo, y acompañar tu cerveza con un buen cuenco de palomitas (sí, las que se comen en los cines; es uno de los aspectos diferenciadores del Demodé) mientras escuchas música de lo más variada; pop, rock, indie y música electrónica. Sí; ya es habitual ver la planta superior de este pub almeriense ocupada por mesas de mezclas y platos, desde los que el dj de turno hace bailar hasta al más introvertido.

A las sesiones dj y a algún que otro concierto esporádico, hay que sumar otras interesantes iniciativas en el Demodé, a saber; sesiones de teatro (Labordeta y su ‘Línea 16’ ya han pasado por aquí), charlas científicas con ponentes a la altura, e incluso alguna que otra sesión de cine, para lo que se tira de una pantalla gigante que colocan en esta planta superior; en el piso inferior, ya se sabe; bailar, beber, reír, charlar y, sobre todo, dejarse llevar por un pub que combina lo vintage y la psicodelia de manera magistral.

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Sobre el autor

No hay cantina de ningún puerto donde este pirata no haya fondeado. Gran experto en la navegación nocturna, tiene una visión prodigiosa para avistar garitos en los que poder echar unos buenos tragos de ron. Su instinto innato para la fiesta nos lleva a los lugares más insólitos. Disfruta tanto de la noche como del día y cuando los primeros rayos de sol entran por los camarotes, este pirata se pone sus mejores galas para pasear por museos, librerías, exposiciones y salas de arte.