Desde la misma plaza donde está el ayuntamiento de Níjar parte el camino a Huebro en una pendiente que nos indica que, a partir de ese momento, ascenderemos durante poco más de una hora y media a una población de encanto morisco. En nuestro camino el barranco de San Antón parece abrir de un violento tajo la agreste roca de esta zona de la sierra de Alhamilla y señala que el agua fue la causante de su moldeamiento y, desde hace siglos, conducida de una manera sabia.
Para subir a Huebro, andaremos cerca de un kilómetro por la carretera (sin tráfico prácticamente todo el día) para desviarnos por la indicación que señala el sendero de gran recorrido GR-140 que atraviesa Almería y que llega desde la Alpujarra hasta Cabo de Gata. Al poco, veremos las curiosas edificaciones de los molinos de agua: cilíndricas con base tronco piramidal y con su característica “pipa o rabera” que no es otra cosa que el canal del agua que les abastecía., en las que contaremos hasta una decena.
El agua de compañía
La ruta del camino a Huebro tiene como aliciente estar en compañía del agua prácticamente desde su inicio, escuchando ese murmullo que resulta como la mejor terapia antiestrés. Un agua que brota desde el manantial de Huebro y que es retenido en una balsa de 18 metros cúbicos para repartirla para el regadío de los pequeños cultivos que veremos en el camino. En Huebro, podremos descansar junto a la iglesia, en una placita que sirve de mirador y poder a la vez descansar y solazarnos con el paisaje.
Localización: Huebro, almería
Casa Enriqueta
Huebro
950165071
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