Todo el arte se queda en El Tintero

El tintero es uno de esos sitios de los que uno no sabe si escribir y que todo el mundo lo conozca, o guardar el secreto para uno mismo. Pero como a uno le enseñaron a ser generoso pues no queda más remedio que escribir estas líneas. La mar de contento además, porque de El Tintero uno sale feliz, satisfecho, pleno… y gusta compartir alegría.

El tintero es un bar, sí. Pero realmente es una asociación deportiva en homenaje a los veteranos de los cuatro míticos equipos de fútbol que tuvo el barrio (La Chanca, Pescadería, Pavía y San Roque). Además, en esencia es un lugar donde todo gira alrededor de la cultura: Mucho flamenco, pero también otras músicas, poesía, literatura, manualidades, antigüedades…

El nombre lo recibe del ancestral oficio que se realizaba en el local que ocupa. Antiguamente allí era donde se tintaban las redes que utilizaban los pescadores del barrio. No pudo ser bautizado con mayor acierto este rincón de Almería.

Pero especialmente El Tintero es un lugar donde se come de fábula. ¡Benditas manos tiene Ana Ruiz para la cocina! Recetas tradicionales convertidas en arte. Ana ha puesto todo el empeño posible en recuperar recetas de vecinos y bares del barrio que ya cerraron. No te puedes perder el potaje indio, los michirones, los fideos con pintarroja, la marraná de pulpo o los pescados secos y en salazón que elaboran ellos mismos.

Lo que más me gusta de El Tintero es que cuando uno termina de comer, empiezan a pasar cosas. Sobremesas largas, donde no faltará un chupito de un licor de dátiles casero que es puro vicio. Si tienes suerte, los parroquianos empezarán una jam session de cante y baile. No tiene precio que la artista almeriense Sensi Falán acabe sentada en tu mesa tocando la guitarra y cantando. Pena me da no haber nacido con esos talentos.

Pero sin duda lo mejor que me ha pasado allí fue ver a mi amiga Yolanda atreviéndose a cantar en público y ante desconocidos por primera vez. Los pelos como escarpias nos puso a los presentes. Mira, mira:

El Tintero lleva abierto algo más de dos años y es de sobra conocido en el barrio. Al atravesar sus puertas te sentirás acogido como si llegaras a la casa de un amigo de toda la vida. Especialmente si vas acompañando a alguno de sus más de 200 socios. Ha corrido la voz y los sábados se pone hasta la bola, siendo un punto de encuentro de guitarristas y cantaores, pero también de poetas y artistas plásticos.

Cuando veas que Ana Ruiz comienza a cantar “El tigre” es que llega el fin de fiesta.

Si no existiera, El Tintero habría que inventarlo.