Mercado Central de Almería, el gusto por la compra de mercado.
No soy muy amigo de los centros comerciales. Fomentan el uso del coche, una alimentación menos saludable con abundancia de alimentos precocinados, y siempre hay que tragarse colas interminables. Tampoco me gustan las estrategias subliminales para hacernos comprar más (Ausencia de luz natural, desviaciones de los carritos hacia las estanterías, productos trampa en las cajas, productos de primera necesidad al final de sus locales…)
Aunque haya alguna pizza congelada en mi frigorífico (para emergencias), trato de comprar productos frescos. Desde hace años lo hago en pequeñas tiendas de barrio o en mercados de abastos, especialmente en La Plaza.
Digo La Plaza porque es el mercado al que he ido con regularidad y fidelidad durante más de 12 años de mi vida de “independizado”, incluso cuando el Ayuntamiento ‘trató’ de ahogarlo en el espacio provisional de Carretera de Ronda. También he frecuentado el mercado de Los Ángeles, que tiene precios mucho más económicos pero menor variedad en la oferta. Las razones que ofrezco a continuación valen, en general, para cualquier otro mercado de abastos de la capital o de cualquier pueblo o ciudad.
Ahí van mis diez razones para comprar en el mercado central de abastos de Almería, más conocido como La Plaza:
- La reforma. Tras la larga reforma a la que fue sometido, Almería dispone de un mercado más luminoso, más espacioso, con mayor sensación de limpieza. En contra, hay muchos menos puestos de venta y da la sensación de que la cacareada apertura en horario de tarde nunca va a llegar.
- El ambiente. Seguro que no es como el pasado pero comprar en un mercado tienen algo de aventura todavía. Las temporadas que he vivido fuera de Almería capital, una de las primeras cosas que hago cuando vuelvo a casa es pasearme por el mercado, por puro placer, aunque no compre nada.
- Comodidad. Sin coches, sin tanta cola indeseable, paseo agradable. Si eres de los que tiene que llenar un maletero al hacer la compra, tienes el Parking de Obispo Orberá con entrada directa a La Plaza.
- Confianza. Aunque mucha gente sigue pensando que los tenderos de toda la vida tratan de engañar con el peso, el precio o el producto, en más de una década me he llevado pocas sorpresas negativas. Y si alguien me la hace no le vuelvo a comprar jamás. La confianza se gana con el tiempo. Es bueno que te vean con frecuencia. Curiosea, pregunta, compra un poco de algo para probar. Vuelve pronto. Intenta conocer a los comerciantes por su nombre. Con el tiempo la recompensa será mayúscula.
- Trato. Siempre es mejor tratar con personas que con estanterías. De los especialistas en su producto se puede aprender mucho y este tipo de compra humaniza más que las de los centros comerciales. Últimamente los centros comerciales se han dado cuenta de esto, y en las zonas de productos frescos tienen trabajadores atendiendo a los clientes.
- Producto de temporada y de cercanía. Con la globalización de la alimentación ya casi nadie conoce la temporada de los alimentos. En los mercados de abastos los productos además de ser de temporada suelen ser, en muchos casos, de cercanía, con lo que reduces el impacto ambiental. La oferta también suele ser muy amplia.
- Refuerzas la economía local. Comprando en mercados refuerzas la economía local. El dinero circula entre comerciantes y productores de cercanía. En los centros comerciales gran parte del dinero se va bien lejos. De esta manera se favorece la dinamización territorial.
- La calidad. Sin calidad los mercados tradicionales no conseguirían fidelizar al cliente. Yo tengo mis puestos de confianza para casi cualquier producto fresco. Sé dónde me gusta el atún y el salmón, de quién prefiero las almejas, las sardinas o las gambas. También la carne la compro en uno u otro sitio en función de si se trata de pollo, cerdo o ternera. Para los quesos y embutidos tengo claros mis proveedores, igual que para frutas, hortalizas, setas o hierbas aromáticas. Distribución de la riqueza a pequeña escala.
- Sostenibilidad. Como muchos de los productos son de pequeños productores locales favoreces la sostenibilidad medioambiental y, en algunos casos, la biodiversidad. Además, aquí se compra a granel, con lo que generas menos desperdicios procedentes de los habituales envases que colman las estanterías de los centros comerciales.
- Producto fresco. En una época en la que occidente vive obsesionado con la alimentación saludable y las dietas, una de las claves para el bienestar es primar los productos frescos por encima de los procesados por la industria alimentaria. En los mercados apenas hay productos envasados ni procesados.
¿Se te ocurren más razones para comprar en los mercados de abastos?
Localización: Mercado Central de Almería
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