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Abderamar, la pesca con mentalidad empresarial

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Abderamar es una empresa joven ubicada en Adra y dedicada a la comercialización de pescado. Llamó mi atención porque han recuperado una vieja tradición que prácticamente había desaparecido de la actividad industrial almeriense, aunque se sigue practicando a nivel particular en muchos rincones: El secado de pescado.

Hace poco más de un año instalaban en Adra un secadero artesanal de pescado. De allí salen cotizados pulpos, bacalaillas, mocinas (familia de la pintarroja) y boquerones secos. Próximamente pretenden secar más productos marinos y llegar a una gama de entre 10 y 15 opciones de pescado seco, según la aceptación del mercado.

También preparan de manera artesanal pulpo cocido en aceite y boquerones en vinagre. En las próximas semanas anunciarán novedades, ya que también van a inaugurar un cocedero de pulpo y marisco.

Pero Abderamar es mucho más que un secadero y cocedero. Con cuatro años de vida ya tienen tres pescaderías en activo (Adra, Berja y Puente del Río), cuatro furgonetas de reparto y una quinta en Ibiza, una tienda gourmet de productos marinos abierta este mismo año en Adra, una tienda online que vende a toda España y clientes fijos entre los que se encuentran El Corte Inglés y unos 120 restaurantes de toda la provincia de Almería. En total venden diariamente entre 1000 y 1500 kilos de pescado y marisco de todo tipo procedente en su mayoría de las lonjas de Adra y de Motril (Granada).

Detrás de Abderamar están David Rodríguez y Claudio Vidal, jóvenes emprendedores con toda una vida ligada al mar y a la comercialización de pescado. Sin duda una empresa a tener en cuenta para los que disfrutamos con los productos de nuestra costa.

Abderamar Productos Marinos
Plaza Ibiza 14
04770 – Adra (Almería)
 
Fotos: Abderamar
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Sobre el autor

Es encargado de dirigir las cocinas de este galeón. De toda la tripulación, es el pirata con el sentido del gusto y del olfato más desarrollado. No hay barco pirata que surque los mares del norte y del sur que tenga mejores menús que los nuestros. Los regentes de las tabernas y mesones que frecuentamos, lo conocen tan bien como él a ellos, por eso, no pisamos un bar sin su consentimiento. Y después de tantas millas de navegación, sus descubrimientos gastronómicos aún siguen sorprendiendo nuestro paladar.