Los piratas estamos habituados a guiarnos por los faros que coronan peligrosos arrecifes donde bordear las naves. En tierra, el marinero se sigue guiando por los oteros y lomas y ve con buenos ojos aquellos pueblos que asoman su perfil, como si de una isla se tratara. Canjáyar es así y por ello recomendamos una visita para realizar un feliz abordaje.
El pueblo peregrino
Desde que un 19 de abril de 1611 el sacristán Juan Matías Peralta tuviera una visión donde unos ángeles portaban una cruz y la dejaban en el baptisterio de la iglesia, Canjáyar se viste de gala cada vez mes de abril para festejarla. Una Santa Cruz que tuvo su Año Jubilar gracias al Papa Benedicto XVI, cuando cumplió recientemente su cuarto siglo de existencia. En Canjáyar nos encontraremos con una oficina del peregrino, donde firmar el cumplimiento de la promesa, en un camino de una longitud completa de 44 kilómetros que se puede hacer desde la mismísima Almería, desde la residencia Ballesol al final de la Rambla.
Vistas panorámicas
La balsa de la Pará (del s.XIX) siempre ha sido muy importante para pueblo pues ha sido usada para irrigar amplias áreas de cultivo y…. para uso de los vecinos como piscina! Estos es así por ser el protagonista de uno de los puntos fuertes de sus fiestas de la Santa Cruz del Voto pues deja correr sus aguas por las calles del pueblo, dando frescura y alegría a la fiesta de la exaltación de la Santa Cruz en la tarde del 14 de septiembre, al término de la procesión y dispone además de un lugar privilegiado de vistas, al igual que la ermita de San Blas.
Municiones reales
Canjáyar tiene una barriada, Alcora, a solo dos kilómetros y que guarda una rareza como es el conjunto de edificios e instalaciones industriales de la Real Fábrica de Plomo de Alcora, del s.XVIII. El plomo de la sierra de Gádor era el que nutría de materia prima esta fábrica. Eso si, su visita depende de la generosidad de sus dueños, pues está en terreno privado. Allí, podemos acercarnos por casa Loli y deleitarnos con sus ajillos y arroces casi celestiales.
Parada y fonda
Pasar por Canjáyar, en la curva como la llaman, es ver puestos de frutas: uvas y cítricos. También es recomendable probar su aceite, con dos almazaras que rivalizan en calidad como son Vega del Andarax y la de Canjáyar. También, camino de la Iglesia de la Santa Cruz es probar el pan y los roscos como traídos de otros tiempos por su sabor tan puro como los que hacen en el Horno Artesanal Canjáyar. Para comer, la Tahá y la Piscina disponen de una oferta más que interesante y de tapeo, el MiApolo y el Lechuga son dos ejemplos destacados.
Localización: Canjáyar
Miapolo
Plaza la Constitución, 12
950 510 105
El Lechuga
C/ General Gonzalez. 37
629 827 724
La Tahá
c/ Emilio Esteban 1
950510800
Horno Artesanal
C/Miguel Navarro Sánchez nº3
950 51 10 30
Casa Loli
Alcora
628 476 680
La Piscina
General González, s/n
950 511 050
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