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El Queso a la plancha de La María (Abrucena)

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El queso a la plancha es una tapa típica en muchos bares del interior de Almería, pero en pocos sitios debe estar más rica que en La María de Abrucena. Seguramente el secreto se debe a que utilizan un queso más graso y con algo de curación. Le queda un final crujiente y saladito que es puro vicio. En la mayoría de los sitios es habitual usar queso fresco en esta tapa tan honesta y sencilla como deliciosa.

La María es un clásico de la provincia de Almería. Comida casera, sin pretensiones, que gusta a todos. Y aunque sus verduras lleguen aceitosas o sus arroces no sean los más estéticos que hayas visto, todo el mundo repite en La María. Por algo será. Los Domingos hay que reservar. En verano se llena su terraza, y en invierno se dispara la demanda de las mesas de la segunda planta del bar. Un bar que está ubicado dentro de una casa de pueblo de toda la vida, con lo que uno tiene la sensación de estar comiendo en el salón de la casa de su abuela.

Imprescindible pedir en La María un plato de huevos fritos con patatas y pimientos, o las verduras salteadas con setas. En los meses de frío entra muy bien el guisote, algo parecido a un pisto elaborado con calabaza y patatas. Para llenar la panza numerosos platos de carne, ya sea de conejo, choto, cerdo o cordero. El conejo en salsa es una de las especialidades.

Voy con frecuencia y me dejo guiar por las recomendaciones del día de María. Creo que nunca he mirado la carta (puede que ni exista) y te recomiendo que hagas lo mismo. Si te queda hueco para el postre, pregunta por los que elaboran en casa. En Semana Santa no te pierdas las torrijas. Repetirás.

Lugar perfecto para recobrar fuerzas tras una ruta de senderismo o de bicicleta por los múltiples senderos de esa zona de Sierra Nevada.

Esta semana están de fiestas en Abrucena. Si vas, recuerda reservar.

La María
Calle del Agua
Abrucena
Teléfono: 950 350 109

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Sobre el autor

Es encargado de dirigir las cocinas de este galeón. De toda la tripulación, es el pirata con el sentido del gusto y del olfato más desarrollado. No hay barco pirata que surque los mares del norte y del sur que tenga mejores menús que los nuestros. Los regentes de las tabernas y mesones que frecuentamos, lo conocen tan bien como él a ellos, por eso, no pisamos un bar sin su consentimiento. Y después de tantas millas de navegación, sus descubrimientos gastronómicos aún siguen sorprendiendo nuestro paladar.