La Fabriquilla de tapas personales de Víctor

Hacía mucho tiempo que no veía tanta ilusión y ganas en el arranque de un negocio relacionado con la restauración como he visto en los primeros meses de funcionamiento de De Victor – La Fabriquilla. Tiene mucho que ver con que el cocinero, Víctor Ortega, sea además el emprendedor que hay tras el proyecto de negocio. Tiene motivos para estar feliz: “Hago lo que me gusta y soy mi propio jefe”, afirma. Ojala la ilusión fuera suficiente para llenar las mesas de bares y restaurantes.

Tras estudiar en la Escuela de Hostelería de Almería y completar un máster en la Escuela de Paradores de León, Ortega estuvo dando tumbos por diferentes restaurantes de toda España, hasta que decidió que había llegado el momento de comenzar un proyecto propio. Para ello ha contado con el apoyo de su familia.

Lleva instalado desde diciembre de 2013 en un coqueto local de dos plantas situado en la calle Conde Ofalia. El que antes ocupaban los restaurantes La Casiña y Ritabella. En la planta de arriba se sitúa el restaurante De Víctor y en la de abajo la taberna La Fabriquilla, aunque realmente los dos espacios van a estar unificados en breve.

Aunque la planta de arriba es más cómoda y luminosa, como yo tengo una fijación malsana por las escaleras y los sótanos prefiero la planta de abajo. Mesas de madera con pequeños taburetes para disfrutar de una carta de tapas y pintxos gourmet que desborda personalidad propia (se atreve hasta con tapas de fruta). Me gusta como está planteado el espacio. La única pega es que es algo ruidoso de más.

La ilusión desbordante que le pone Víctor se nota especialmente en la variedad de tapas del día con las que trata de sorprender al comensal y en la cuidada presentación de hasta la más sencilla de sus tapas. A veces se le puede ‘pillar’ observando discretamente desde la cocina para ver la respuesta de los clientes a alguna de sus nuevas creaciones.

De sus tapas me quedo con las novedades del día, las de pescado fresco, las croquetas caseras, el pulpo a la brasa con su cremoso de patata o el bombón de morcilla. De las tapas gourmet mis favoritos son la de atún rojo sobre una base de concentrado de tomate y la de solomillo ibérico sobre ratatouille de melocotón y tomate. Evitad las que llevan un cremoso de manzana.

El servicio muy profesional. De lo mejorcito en locales de tapas.